
La memoria y la literatura van de la mano. Continuo paseando por mis recuerdos a través de las páginas que más me han marcado.
It, de Stephen King
El libro más ambicioso, en cuanto a extensión y temática, de este autor. Una historia de terror, sí, pero también una exploración de la niñez que va más allá de la nostalgia y se convierte en una reflexión sobre los miedos que la habitan.
Con una estructura en dos partes que se entrelazan entre sí, It nos narra la escalofriante historia de un pueblo, Derry, y cómo la maldad que anida en este hace mella en un grupo de amigos hasta el punto de seguir persiguiéndolos en la edad adulta.
Mientras los hacen frente, reflexionan sobre la amistad, la memoria y la magia de esos primeros amigos que marcan nuestra personalidad.
El libro de la selva, de Rudyard Kipling
Muy alejada de sus adaptaciones a cargo de Disney, esta obra del inglés nacido en la india Rudyard Kipling se divide en varias historias protagonizadas en su mayoría por animales, de las cuales Mowgli solo hace aparición en tres.
Una obra sobre la naturaleza y nuestra relación con ella, en la que el hombre aparece siempre en segundo plano y no sale demasiado bien parado. A veces invasor, a veces depredador, a veces amo y señor, una cosa nos queda clara.
Y es que somos la especie más peligrosa de la selva.
La broma infinita, de David Foster Wallace
Segunda novela de su autor, es otra obra de gran extensión (1200 páginas). Difícil de leer y, sobre todo, de clasificar, «La broma infinita´´ nos propone una versión surrealista y pesadillesca de nuestro propio mundo.
Dividida en cuatro historias entrelazadas por una misteriosa película capaz de entretener a todo el que la ve hasta que no puede hacer otra cosa y muere de inanición, esta llena de notas a pie de página que a su vez tienen notas a pie de página y desemboca en un final sin final, uno que el lector debe construir en su cabeza tras pasar la última página.
Por el camino, y en medio de sus excentricidades, asistimos al retrato de unos seres adictos al consumismo y acechados por la soledad.
Nosotros.
El club dumas, de Arturo Pérez Reverte
Guste más o menos, Reverte es el autor español posmoderno por excelencia, y en esta obra es posiblemente donde lleva más lejos ese estilo.
Mientras se nos narra la intrigante historia de un libro asociado con el diablo, y de los crímenes que suceden en torno a este, asistimos a un juego metaliterario donde las referencias a otras obras y autores nos proponen un emocionante paseo por la vasta memoria literaria del autor.
Puede que el final no sea del agrado de todos, pero supone un inteligente giro por parte de Reverte, que juega con nuestras expectativas y nos deja construir una resolución en nuestras cabezas para al final deconstruirla.
Un libro de bibliófilos para bibliófilos, y una carta de amor a la literatura de aventuras y a uno de los máximos exponentes de esta, Alejandro Dumas.
Cuentos de misterio e imaginación, de Edgar Allan Poe
El propio Poe, escritor controvertido, dividía sus historias en grotescas y arabescas. Las primeras eran satíricas, las segundas se centraban en generar inquietud.
En este libro, probablemente la recopilación más conocida de sus relatos, asistimos a una colección de arabescos de la mano de muertes rojas, gatos negros y crímenes en la calle Morgue.
En definitiva, un paseo por la perturbada psique de uno de los autores más famosos de la historia y que ya es un género en sí mismo.
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