CUATRO
Al día siguiente, Martes 27 de Febrero, Ilenia Duska lleva una falda larga azul oscuro y una sudadera abotonada blanca.
Hacen maravillosos 16° y desde fuera del aula se ve el verde reinante que está floreciendo.
Ha mandado a sus alumnos analizar unos monumentos, situándolos en el contexto histórico y como queda poco de clase ya ha mandado para casa el análisis de unos poemas.
Sin querer, desvía la mirada del paisaje de fuera y la lleva hacia un asiento en concreto, por el centro y justo a media altura de la clase.
Una vez más Max Jesmant no está, baja la mirada melancólica, no se ha dado cuenta de que una alumna se había acercado a ella; baja, con gafas, pecho sobresaliente, cintura no muy delgada, en su justa medida, trasero exuberante para el gusto de muchos, piernas delgadas, pelo castaño liso con acabado ondulado, cara rellena y un pañuelo negro pasado por la espalda y colgando por los hombros.
– Profesora
-Dime Fadi
– Que si todo es para mañana
– Ehm (llaman a la puerta) ¡Adelante! (Es una compañera, profesora, pelirroja-castaña, más alta que Duska, poco pecho, buena trasera, muy delgada, pelo muy rizado).
– Siento molestarte
-No te preocupes Stef, ¿Me disculpas un momento que respondo a esta alumna?
-Claro, tranquila (y se aleja un poco)
-No, Fadi, esto de ahora lo entregáis la semana que viene (la chica había llegado tarde) y las tareas sí que son para mañana
-De acuerdo
-Se que quieres comentarme algo, luego si lo ves urgente pasas por el despacho ¿De acuerdo?
-Si, de acuerdo, gracias (la alumna se sienta y las profesoras se alejan. La compañera le habló al oído, y segundos después…)
-Escuchen chicos, no sé preocupen, ahora vuelvo, voy a salir un momento a atender un asunto urgente (y sale de la clase).
Va directa al despacho del Decano Morgan, Bodgers Morgan de 63 años es el director-fundador regente de la universidad y nunca interviene directamente en los asuntos universitarios.
Los organiza todos él, no se hace nada de lo que él no dicte, y como siempre se hacen las cosas como las organiza, siempre está contento. Es muy culto, muy inteligente, y muy humilde.
Es alto con el pelo largo por las orejas, y por la nuca, abundante blanco, barba blanca, nariz ostentosa pero perfilada, gafas grandes. Un hombre con el que siempre se puede hablar, reír, disfrutando del arte de la sabiduría contada.
La puerta es de madera estructurada en cuadrados medianos, madera negra.
-Adelante
-¿Requería mi presencia Decano Morgan?
-Si, pase (ella se sienta. Detrás del Decano hay grandes ventanales) quería hacerla notificar personalmente mi decisión
-¿Acerca de?
-Acerca de su estancia profesional en esta institución
-Le escucho
-Después de salir de éste despacho vaya al suyo, recoja todas sus pertenencias, y retirase a su domicilio, no sin antes despedirse de sus compañeros y si quiere de sus alumnos. Desde luego de mí, ya se habrá despedido
Un choque brutal invade su conciencia, su corazón se agita, y agarra los reposabrazos del asiento como modo de protección innata, no movilidad.
-No entiendo, ¿me voy?
-Indefinidamente, puede que alguna vez la reestablezcamos
-No puedo irme
-Ya, no se preocupe, yo sé lo explico
-Estoy segura de ello (siempre se explica)
-La integridad moral de este centro está proliferada con usted aquí. No dudamos de sus capacidades laborables, lo que la diré ha entrado directamente aquí y espero que no salga
-Supongo que no saldrá
-Esta mañana, he recibido una llamada de Lord Quencho diciéndome que usted y su marido tienen problemas y la razón está en este centro. Y más compañeros funcionarios regentes también atribuyen relaciones de alta índole, no sé si es con profesores o con alumnos, me da igual, no quiero saberlo pero como comprenderá no podemos seguir conservándola con ese foco de habladurías. Ya le digo, no hay nada comprobado con nadie y yo estoy seguro de que no es verdad nada de eso, pero hago lo mejor para el centro, y está usted fuera, es lo mejor
-Pero no puede hacer eso, por una cosa tan simple, como las habladurías
-Ya, pero tenga en cuenta, que usted nunca es una apuesta estable, en cualquier momento puede darle una recaída, está más cerca de ello que cualquiera de los que está aquí. Además todos conocemos a su marido y puede hacerla permanecer en su casa. Es una cosa incontrolable y ahora esto. Este centro no puede tener a alguien que puede estar manteniendo relaciones
-Pero, no puede hacer eso, sabe que tengo que trabajar, y
-No puede ir por ahí circulando que usted tiene una relación amorosa con otra persona que no sea su marido
-¡Pero sabe que eso son rumores!
-(Silencio, achica los ojos y profundiza la voz) Los rumores nacen de algo (silencio, se nota que no piensa en la verdad de esos rumores pero sí cree en esa teoría, lo cual se vuelve tremendamente contradictorio) Pero, escúcheme (se echa para adelante, y se pasa la mano por la barba) No es por nada, sencilla y llanamente no va a trabajar aquí, se va a ir. Pero, tómeselo con calma, todos admiran su matrimonio, y pienso que es mejor que estén los dos con su tiempo y su espacio, tienen que aclarar, y solucionarlo y esto es bueno para ustedes. No intente convencerme de lo contrario, esto es sólo para notificárselo y explicárselo
-¿Ya está?
-Ya está. Es por ustedes
-No, perdone, es por ustedes (se levanta desarmada, levanta la mano como brindando) Por ustedes.
Cuando Raymond Kentack llega a casa, huele a jazmín y a tortilla, ha colocado flores por casi todas partes de la casa, la mesa está hecha, y suena música clásica. En la cocina hay mezclas de olores.
-Ya está la comida
-Me parece muy bien. ¿Qué haces aquí?
-Pero siento comunicarte que alomejor comes solo que puede que no sea en el ambiente más propicio para comer
-Estoy esperando (Se pone enfrente suya, con una mano apoyada en la pared, y sin querer se la abren algunos botones de la sudadera, y le hacen a él remontar a recuerdos frustrados y le recordaba a la mujer con la que se casó al principio. Hay conductas que no desaparecen y en el caso de Raymond Kentack, son las que más le encandilan).
-¿A quién más se lo fuiste contando?!
-Oh, eso
-Sí, oh, eso
-¿Porqué?
-A partir de hoy dejo de trabajar
-Qué
-El Decano Morgan (cabreada pasa a su lado) ha recibido una llamada por este tema, no le han dicho de quién se trata exactamente, pero el centro no puede tener a una profesora que se acuesta con alumnos o profesores o con las dos
-Al menos no públicamente
-¡Ray!
-Lo sé
-¡Le llamó Kevin!
-Qué Kevin
-¿Qué Kevin?
-Kevin Quencho (recordando)
-Exacto, Kevin Quencho
-Lo siento
-¿Lo sientes? Ray, dios mío, qué has hecho
-Siento que hayas dejado de trabajar
-No, no lo sientes, por tí como si me quedo encerrada en casa toda la maldita vida
-No digas eso
-¡He estado así 6 años!
-Yo no le dije nada
-¿Y porqué estoy sin trabajar? ¿Me lo quieres explicar? ¿De dónde lo ha sacado?
-El Lor y el biólogo estaban en la casa Jesmant (silencio) Hizo un comentario sobre mi estado matrimonial. Yo dije que solo venía a hacerle una visita desinteresada a mi amigo Máx Jesmant. Te lo juro, nada más.
-Pues, puedes estar contento. Vuelvo a estar sin trabajo (empieza a andar)
-(Y él a seguirla) ¿Adónde vas?
-A dar un paseo, será mi nuevo oficio, voluntario, ya que me va a sobrar demasiado tiempo.
-Nas
-Que no Ray, que no (se lleva las manos a la cabeza, luego las dejas en el pecho de él) No quiero pagarlo contigo, quiero cabrearme en paz, déjame hacerlo. Es algo general, no contra tí. En serio. Quiero pensar (le da un beso en la frente, que él agradece tocándola la barbilla luego)
-No llores ¿eh?
-No lloro (y se va)
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