CAPÍTULO 3
En el pequeño piso, ahora adornado para una fiesta de cumpleaños. Hay una mesa, a un lado pegado a una pared con comida abundante y bebida, hay muchas ensaladas, de varias tipos, hay marisco, y todas las bebidas con o sin alcohol.
Las personas más mayores están sentadas en el chaiselounge, los que les siguen en edad están de pie, los siguientes bailando porque hay música folclórica latina puesta, y también hay niños en el suelo.
En todos los dormitorios, que hay tres, hay gente, todas las puertas están abiertas.
La chica, Djeneve leyendo una revista de ciencias, Lara, Ameuris están ahí con ella, alguien toca la pared a modo de llamar a la puerta, es Jesús con un teléfono en la mano, se lo da a la chica.
«Hola, ¿diga? (Escucha) ¿papá?» Se sorprende Djenevah al escuchar la voz que le llega desde el otro lado del teléfono.
Todos los ahí presentes ponen cara de circunstancia, y la miran mientras el interlocutor la está hablando, Djeneve apenas habla.
«Si (…), bien (…), gracias (…). Sí, las cartas, las tengo (…). ¿Las notas? No muy bien, normales (…). Sí, Lara ha terminado (…) Derecho (…) Ameuris, Trabajo Social (…). (Se detiene) ¿Yo? (Mintiendo) Estoy entre Administración, ( no quiere mirar a los demás a la cara) o traducción, este verano lo decido. (…) Sí, se lo diré». Termina colgando Djeneve.
«Vaya despedida» dice Ameuris para romper un poco el hielo.
«Se ha acabado el tiempo que le dan para el teléfono» dice Djeneve.
«¿Cuánto le queda?» Pregunta Lara.
«Pues a ver, teniendo en cuenta que lleva ahí desde que tengo memoria… Creo que en dos años estará fuera» dice Djeneve.
Jesús coge el teléfono de vuelta.
«Es tu cumpleaños, intenta acordarte de cómo es eso de dar las gracias y pasártelo bien de verdad» dice Jesús.
Jesús guiña un ojo para todos, sonríe y se va. Lara grita en bajo de emoción y le chasquea los dedos en la cara a Djenevah.
«Despierta (se ríen las dos) Qué pena que sea como familia» dice Lara.
«Tú lo has dicho, como, para tí es como familia, para mi no es familia en absoluto. Y la ciencia y la sangre están de mi parte» dice Djeneve.
«Sólo falta que pongas tú de tu parte» dice Ameuris.
«¿Te imaginas dejar de llamar al Tío, Tío y llamarle suegro?» Dice Lara.
Se parten de risa los tres.
«Siempre le llamaré Tío, pero puedo ir cambiando. Voy a integrarme un poco». Contesta Djeneve.
Djenevah se va.
«Yo tampoco soy familia técnicamente» aclara Ameuris.
«¿Sabes? Alomejor si dejaras de portarte tan súper bien, y la dijeras que te mola, entrarías en su radar» dice Lara.
«Tengo 22 años, es ilegal» recuerda Ameuris.
«El año que viene está cerca, con un poco de suerte si empiezas ahora te hará caso en dos años (le da de broma). Anda vamos» dice Lara y van los dos al salón.

CAPÍTULO 4
La encuentran sentada incómoda hablando con las personas de más edad. En un momento determinado Juanjo se pone a bailar con Diane, Diane haciendo el tonto, y todos vitoriano y aplaudiendo, los más pequeños también se ponen a bailar alrededor.
En un momento suena el móvil, no lo oye casi nadie, solo Jesús, que está al lado del teléfono móvil que está sonando.
Jesús se lo lleva a Diane, y bajan el volúmen de la música.
Juanjo coge de las manos y se pone a bailar con Djeneve. Algunas personas estaban mirando a Diane, esperando que terminara de hablar para subir el volúmen de la música… para saber si es otra felicitación para Djenevah…
Entonces la ven como se queda quieta, se queda como sin aire, los ojos llenos de lágrimas, la mirada perdida.
Algunas personas van hacia ella que está temblando, Diane se desmaya.
Djeneve se queda en shock viendo como todo el mundo grita, llora, Lara echa como puede a casi todo el mundo de la casa; Ameuris llama al hospital, Jesús le pasa un poco de agua fría por la frente y la nuca, y entre Juanjo y Jesús la bajan al coche, para ir al hospital.

En el hospital después de ocho horas desde que llegaron a urgencias, algunas de las personas que han estado en el cumpleaños también han ido al hospital, en ese transcurso los médicos han ido tranquilizando a la gente que poco a poco se fueron yendo.
Hasta que acaban siendo unos pocos. Djenevah hay un momento que se quiere ir.
«¿Adónde te crees que vas?» Dice Lara.
«Necesito salir de aquí, no me gustan los hospitales, necesito» dice Djeneve.
«Qué, necesitas Qué, ¿un trago, una pastillita, una raya, aire?» Dice Lara.
«Eh, oye» se queja Djenevah.
«Eh nada. Tu madre ha sufrido, un, amago de infarto. Dentro de diez años tú tendrías que hacerle la vida más fácil» le recrimina Lara.
«Diez años» dice Djenevah.
«Tú tendrás que saber tomar las decisiones, para ayudarla tú a ella, no al revés. Cuando ves a gente mayor haciendo algunas cosas, ¿nunca te has parado a pensar en porqué se comportan así, verdad?» Dice Lara.
«Oye, para ya, ¿y esto a qué viene?»
«¿Qué vas a hacer ahora que ha terminado el insti? ¿ Puedes contestarme a eso? Qué vas a hacer, ¿Sabes qué quieres hacer?» Dice Lara.
«Déjame en paz» dice Djenevah.
«Te quedas aquí y punto. (Va a seguir increpandóla pero aparece Jesús y se interpone entre las dos)» dice Lara.
«Demasiada información, tienes que ir tema por tema, y cada cuestión va a tardar 17 años. Así que déjalo Lara, además tenemos visita». Dice Jesús.
«¿Quién?» Dice Djenevah.
«Mientras tú estabas en tu mundo, yo terminé la conversación que estaba teniendo tu madre cuando le dio. Hablaba con ella, le conté todo esto que ha pasado, y aquí está. (Hace amago con la cabeza hacia un lado)». Dice Djenevah.
«¿No le va a dar otro de esos si la ve o habla con ella?» Dice Lara.
Sale Juanjo de la sala de espera hacia la calle, sale llorando, diferente, desencajado, reconoce a la señora y va con ella.

Djenevah entra en la habitación interior, donde está Diane.
«Pequeña, hola, tranquila, parece peor de lo que es. (Carraspea, se cogen de las manos). Escucha, alguien ha fallecido» le dice Diane.
«A tí se te ha muerto mucha gente, has perdido a muchas personas pero desde la abuela no recuerdo haberte visto desmayarte. ¿Qué ha pasado?» Dice Djenevah.
«Es, era, una persona, un poco, especial. Para mí. La has visto alguna que otra vez pero (suspira) no la llegaste a conocer. (Afectada) Me, me lo ha dicho, una, una amiga suya. El caso es que quiero que me hagas un favor» dice Diane.
Djenevah suspira y se lleva las manos por el pelo y la cara.
«Si tiene que ver con no maquillarme, vestir de niña bien, no cuentes con ello, no estás tan mal» Dice Djenevah.
«Eres la personita más guapa que conozco, hay formas de maquillarse. Y, no es vestirte de niña bien. Es tener tu propio estilo, porque tú no eres así, pero bueno, no, no es eso. Ya sabes que los médicos me van a tener aquí un día o más, y han encontrado más cosas, pero aun así me han dado reposo, y nada de alteraciones bruscas, ya sabes cómo son éstos médicos. Odio los hospitales, vienes por una cosa y te acaban matando por» dice Diane indignada ya.
«Diane, vuelve» dice Djenevah.
«El caso es que, quiero que vayas con ella, (hace un ademán hacia fuera) entérate de lo que ha pasado. Se va a ver lo del testamento, y al parecer hay algo que tiene que ver contigo». Dice Diane.
«¿Yo? ¿Qué? ¿Porqué? ¿Quién es?» Dice asustada, incrédula y preocupada Djenevah.
«Bueno, vamos a decir que, era, era, tu, tu madrina. Escucha, esto, es, importante para mí. Infórmame todos los días». Dice Diane.
La chica, Djenevah, mira hacia afuera donde está Juanjo con la mujer esa, y esa mujer está abrazando a Juanjo, como si la estuviera consolando ella a él.
«Pero, ¿quién es? Perdón, era, ¿porqué está el Tío Juanjo así? Creo que le he visto muy pocas veces en este estado». Dice Djenevah.
Las dos ven como Juanjo va donde Lara y también se abrazan. A Lara también se la ve muy afectada.
«Era familia de Juanjo» dice Diane.
«¿Qué? Imposible, conozco a» sigue Djenevah.
«Djeneve» la intenta aterrizar Diane.
«Y ¿Lara también sabe quién era?» Dice Djenevah.
Diane asiente.
«Ve, no hay tiempo que perder. Escucha, pase lo que pase, quédate con dos nombres, Jossie y Damie, confía en esos nombres» sigue Diane
«¿Porqué?» Dice Djenevah.
«Porque ella, confiaba en esos dos nombres» dice Diane a punto de llorar.

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