:- (Dándose la mano) Por fin, ya era hora de que el Comité nos mandara a alguien. Kio Sophía Nimue
:- Mas conocida como Kio Nim, nombre artístico, vaya
:-Sí, esa soy yo. Yo no te conocía pero de camino para acá he leído un poco sobre ti. (Hay varios vasos de plástico con agua, y una máquina expendedora de agua en una de las paredes)
:- ¿Cuánto hace que la conoces? (Ella bebe del vaso de agua que está del lado en el que está).
:- Llevo en el caso desde el principio, soy a la que se lo asignaron
Se quedan mirándose durante unos segundos. Reddie se apoya en la mesa con mucho estilo, le tiemblan un poco las rodillas.
:- Cuéntame su versión
Ella coge las carpetas de él y mientras ojea las hojas le dice
:- Eso será mejor que te lo cuente ella
Kio Nimue se sienta, sigue pasando un par de hojas y le devuelve la carpeta abierta por unas hojas en concreto.
La mira intrigado, coge la carpeta y leyendo se sienta, tras unos segundos mira a una de las ventanas pequeñas que hay en las paredes.
:- ¿Qué vas a pedir?
:- Como ya sabrás, Defensa Personal, 6 meses, sin fianza
:- ¿Y qué crees que va a pedir la acusacion?
:- Agresión con agravantes, 18 meses, con fianza, ¿vamos?

Salen otra vez al pasillo de antes.
:- Espérame aqui, voy a buscar al Oficial García
Cuando se queda solo, va caminando, dando unos pasos, respira hondo, hacia la sala de al lado, en la que había visto a esa mujer.
Son unas puertas que dan a una salita medio abierta con arcos al jardin, con la tarjetita que le han dado, la pasa por el sector de la puerta y entra con cuidado, despacio.
Una vez ya dentro observa mejor el lugar, hay flores, plantas y arbustos en casi todas partes, muchas con sus macetas pero muchas otras en una buena obra de jardinería, como si fuera natural, como si saliera de la tierra normal, pero todo pensado con arquitectura y geometría.
Se fija en los gladiolos, amapolas, margaritas, rosas, y hay varios pacientes con herramientas de bambú y de plástico trabajando sobre ellas.
Por otro lado se ven plantados, tomates, zanahorias, guisantes y a varias personas con el uniforme de los pacientes, de color turquesa, que están algunos recogiendo cosas ahí y otros plantándolas.
Al poner más atención a su alrededor Reddie se da cuenta de que hay varios custodios quietos en varias esquinas, pero muchos otros también uniformados con otro tono de naranja que están ayudando e interactuando con los internos.
Se escucha un hilo musical de unos altavoces medio camuflados en el suelo, suenan sonidos de la naturaleza, pájaros, agua, y música clásica de orquesta.

Cuando en un momento dado cree haber visto a esa misma mujer, casi sin darse cuenta en el jardín se queda mirando un punto fijo, hasta que es consciente y el corazón le da un minivuelco.
Ésta vez ella está de espaldas, él se acerca midiendo muy bien sus pasos, haciendo notar su presencia y casi como si pidiera permiso por estar ahí, mira las herramientas que tiene en una bandeja al lado para tratar las cosas que se encuentran en ese lugar, escoge una, la mira, sin decirse nada, se pone en el mismo Bonsái en el que está ella trabajando, ella le sonríe y él quita unas cuantas hojas que no son adecuadas; mientras lo hace sin mirarla pero con el corazón a mil por hora.
Tras unos segundos se miran otra vez, ella con un gesto le da la aprobación con lo que ha hecho con el Bonsái.
– Hola- La dice Reddie.
Ella le sonríe otra vez, cuando le va a saludar, que abre la boca para hablar, para contestarle, en ese momento se abre la puerta, entra el vigilante encargado con la abogada, y le hace unas señas mientras también le chista.
– Buenos días Srta Daranas, (la cara de asombro de Reddie, al percatarse de que sí que es ella) si me permite se lo robo un momento- Le habla el Oficial García a la mujer con una amable sonrisa.
Se queda parado esperando a que Manuel Redondo arranque a andar, éste al final resignado empieza a caminar hacia la salida de la sala, otra vez en el pasillo les espera la abogada.
Capítulo 3
– Señor, no puede ver así a la Srta Daranas- Le dice el Oficial García un poco molesto.
– Tiene otras fotos en los informes, no había caído realmente en que era ella- Dice Reddie disculpándose un poco también.
– Tiene que ser en un entorno habilitado, como por ejemplo la sala de las reuniones, o interrogatorios- Le dice el Oficial García mientras Manuel Redondo asiente.
– Al ir a avisar de tu reunión con ella, ha surgido una cuestión, el caso es que han decidido que no puede darse la reunión ahora- Les interrumpe la abogada Nimue democráticamente.
-¿Qué? (Quiere objetar Reddie pero le señalan otra vez la sala de reuniones en modo conciliador) ¿Y porqué no? (Vuelven a meterse en la sala donde se han conocido la abogada y él un rato antes) Teníamos programada la visita, por eso se me había admitido para venir, hoy, ahora.
– La psicologa general del centro cree que no es bueno, o adecuado más bien, romper su rutina- Informa la abogada.
– La Srta Daranas tiene sus itinerarios, sus tareas- Se medio excusa el oficial García.
– ( La abogada se sienta otra vez) ¿Y cuales son esas tareas ahora? -Se interesa Reddie.
– (Mirando en unas hojas pequeñas que tiene, le contesta el Oficial García) Ayuda en la cocina, en un rato tiene que estar en el comedor. Es un miembro activo de los trabajadores que se encargan de la comida
– Cuando haya terminado esa tarea, ya en su tiempo libre, podremos hablar con ella- Puntualiza la abogada
– ¿Y cuándo será eso?
– Pues dentro de un par de horas- Contesta el oficial.
– ¿Y qué hago yo aquí durante tres horas?
Él se sienta de golpe
– Una de las cosas que me han comentado, es que básicamente nos han dado bandera verde para hablar con las reclusas con las que se lleva bien- Le informa Nimue, él asiente. -Han dicho que lo podemos hacer aquí mismo (le pasa unas hojas con los expedientes de unas mujeres) Me han facilitado su historial. Entre ellas, es importante, sobre todo hablar con su compañera de celda
-Y con las que no se lleva también. Hay que desglosar su descripción, su perfil. Es importante para armar el caso saber más de ella, de cómo es
– Les mandaré sus informes por correo- Responde el oficial.
– (Se le queda mirando un momento, y saca su móvil, se lo acerca) ¿Cómo es como reclusa?
– Bueno, digamos que es seria, contundente en sus valores, pero está bien. No da muchos más problemas que otras
– Si contribuye activa y positivamente en la buena convivencia en el centro, eso es buena conducta- Con las neuronas trabajando piensa en voz alta la abogada, a lo que el guardia asiente a modo de despido hacia ella y hace un gesto como que puede estar de acuerdo con eso mirándole a él, y sale del cuarto- Podemos añadirlo en la petición para reducción de condena por buena conducta
– Si, que sume puntos, que el tiempo que lleve ya aquí en la cárcel se le compute incluyéndose en lo que se le adjudique de condena- Suspira, saca su teléfono móvil, le da a un contacto en las llamadas.- Hola Luis (es el señor que siempre irrumpe en su oficina como si fueran grandes amigos) para el caso Daranas, pide una orden para que me autoricen al psicólogo que se le asignó en primera instancia. (Escucha) Voy a necesitarle en unas entrevistas que hay que hacer (escucha) Sí, si puede ser para ya, mejor (escucha) Gracias
Ella afirma con el dedo gordo de la mano hacia arriba.
– Ya
Entra el Oficial García con un par de personas más que traen como un carro de Oficce con comida, crepes, tortitas, zumos de naraja, infusiones, croissants, tostadas, margarina, mermelada, miel y varias piezas de fruta.

Los acompañantes van dejando las bandejas y la cubertería sobre la mesa, y les va informando el Oficial García.
– Mientras se realizan las entrevistas y esperan a sus compañeros especialistas, hemos pensado que igual les gustaria tomar algo
– Muchisimas gracias (la abogada se sienta y empieza a servirse con mucho cuidado las cosas, come a mordisquitos, y por puñaditos de cosas)
– (Reddie pulsa otro contacto en el móvil) Muy buenas Anita, (es la otra mujer que siempre irrumpe en su oficina como si fueran buenos compañeros de trabajo) para mi caso, ¿para cuando podría disponer de un polígrafo? (Escucha) Me avisas, gracias (cuelga) Bueno, (la abogada Kio Nimue está visibemente nerviosa) pues tú me dirás (casi se atraganta ella) ¿Por quien empezamos? (Ella deja de comer despacio, y le señala a alguien en las hojas que ha traído ella misma).
– Con su compañera de celda, Skarlet- Le responde sin apenas sostenerle la mirada.
El Oficial García asiente
– Ahora mismo se la traigo- .
La abogada sonríe al oficial a modo de agradecimiento.
Reddie se empieza a quitar la chaqueta justo cuando a ella le da por toser.
– Me da que vamos estar aquí un buen tiempo, será mejor que nos pongamos cómodos- La dice Reddie.
Están casi todo el tiempo callados, ella desviando la mirada de los papeles hacia él, constantemente. Y él absorto en lo que lee.
Hasta que viene el Oficial García con Skarlet, de unos cuarenta años aproximadamente, delgada, no pesará más de 60 kilos.
Pelirroja de ojos verdes, alta, con una cintura de avispa y unas piernas infinitas, que se ha tuneado con mucho estilo el uniforme.
– Eres modelo- Le dice Reddie leyendo su expediente.
– Muy buenas, soy Skarlet, y soy Organizadora de Eventos, esa es mi empresa, colaboro con varias agencias entre ellas de publicidad, y sí, alguna vez he hecho de modelo (se da la mano con Kio Nimue) Eres exquisita, me encanta tu estilo (se sienta y le da la mano a Reddie) ¿Cómo es que es la primera vez que te veo?
-Soy nuevo en el caso (Reddie pone una grabadora y un móvil encima de la mesa y se presenta) Manuel Redondo
-(Mira a Kio) Desastre, bueno, tendremos que conformarnos con eso. A ver, qué queréis saber
– Según tú ¿porqué estás en el correccional del Círculo de las Damas?- Empieza Reddie.
– Bueno, hay mucha gente con muy poco criterio del estilo, y (comiendo algunas de las cosas que hay sobre la mesa) Y mucha gente subidita, que se cree lista que se ha merecido más de una hostia bien dada, que les proporcioné yo. Básicamente por eso estoy aquí (se sientan los otros dos y sacan, ella el ordenador portátil y él una libreta y se pone a escribir con un boli).
– (La abogada y Reddie se miran y se sonríen) ¿Cuál es la rutina de la srita Daranas? ¿Qué es lo que hace en su día a día?- Prosigue Reddie.
– ¿A estas alturas qué es lo que quieres saber Manu hijo? ¿Si lo hizo? ¿O si se puede entender lo que hizo? Por ética y moral yo tengo más derecho a estar aquí que ella, la pobre. Estamos hablando de una persona integra ¿Sabes? Con un fuerte sentido de la justicia, yo que tú tendría en cuenta eso a la hora de armar el caso
– ¿A qué te refieres? Que el hombre estaba siendo injusto con ella. ¿Qué tipo de injusticia-Pregunta Reddie, Skarlet hace un gesto.
– Sino, conociéndola veo muy difícil que le pegue a alguien a esos extremos. Tiene mala Ostia como todo el mundo, pero no es una persona violenta o agresiva de por sí. Algo tiene que ocurrir para sacarle la violencia
– ¿Te ha hablado de lo que pasó esa noche?- Sigue Reddie.
– No te voy a contar nuestras cosas, sobre todo porque no te conozco de nada, vamos que te acabo de conocer. Pero curiosamente no, no habla mucho de ello
-Pero ¿Por qué, si sabe cosas que podrían reducir su condena por qué no las dice?- Se intriga Reddie.
Skarlet se encoge de hombros, les dice adiós con la mano y se va dando por concluida la conversación.
La siguiente persona en aparecer es otra reclusa de otro pabellón del centro, junto con la psicologa que trata a Josephine Daranas en esa institucion.
La presa en cuestión es una muchacha con un cuerpo un poco más pequeño que la anterior, de media melena negra, y ojos oscuros.
La psicóloga le da unas pastillas cuando se sientan y se saludan todos.
-Es para la diabetes, consecuencias, estoy hecha un fideo, entre otras, pero muchos beneficios para la salud. Bueno, díganme que van a hacer para sacar de la cárcel a Jossie
-Bueno -Dice Reddie leyendo su ficha- Paula, eres muy joven, mucho más que ella
-Sí, casi podría ser mi madre. Bueno, pensando en ello, es como si lo fuera, mi otra madre.
– No sois del mismo pabellón, ¿cómo es que sois amigas?- Comenta Reddie.
– Soy lo más parecido a su mejor amiga,
– Casi todas las reclusas, aunque sean de pabellones distintos, comparten rutinas grupales y espacios recreacionales -Contesta la psicóloga.
– No sé, nos vimos y supongo que nos caímos bien. Y luego creo que el hecho de que me defendiera llegando casi hasta que la amonestaran cuando una de esas me inculpó de algo que yo no hice, ayudó a que siguiéramos en contacto.
– ¿Cómo te ayudó concretamente?- Pregunta la abogada.
– Consiguió las pruebas de que un grupito de reclusas quería inculparme de un acto de… hurto interno.
– Y una semana después la cabeza ideadora de eso apareció en la enfermería con un ojo morado -Aclara la psicóloga.
– Nosotras no tenemos nada que ver con eso
– Ya (Kio Nimue la ofrece para que coja algo de la mesa y coma).
– ¿Y porqué estás aqui?- Dice Reddie, Paula declina la oferta de la comida y solo coge agua.
– Soy muy buena oradora, y un poco manipuladora, y a veces consigo que los demás hagan lo que quiero, y a veces no, no son muy buenas ideas del todo.
– ¿Y qué nos quieres decir del caso de Jossie?- Pregunta la abogada.
– No lo sé, a veces parece que se calla adrede, pero la única razón por la que se me ocurre que podría hacer eso es… humana. (Bebe un poco de agua) Porque creo que de todas las personas que hay aquí ella es la más honesta, y se diría que es buena compañera, ayuda en todo lo que puede a sus colegas. Nosotras ya hemos pasado por varias aventuras juntas
– Muchas gracias Paula, seguiremos en contacto – Le dice la abogada.
– ¿Estarías dispuesta a realizar la prueba del polígrafo?- Pregunta Reddie.
– ¿Por Jossie? (Se levanta, seria y un poco timida) Por supuesto que sí
– Una última cosa, por favor ¿podrías decirnos con quien no se lleva la Srta Daranas?
-(Dice Paula mirando a la psicóloga y al oficial García) Traeles a Lisa, es puro espectáculo. Me cae bien, que pena que sea tan hija de (la psicóloga tose) tan individualista vamos a decir (y se va).
Kio Sophía Nimue suspira hondo, y Manuel Redondo apaga el movil y la grabadora, y hace un silbido prolongado.
– ¿Quién nos toca ahora?- Dice Kio Nimue, se pasa las manos por la cara y el pelo.
– Conductora de Autobús del centro, Akane- Lee Reddie y bebe un poco de agua.
– Esto va a ser… interesante- Dice la abogada.
– Y duro- Dice Reddie, los dos miran a la psicóloga.
– A mí no me miren, yo, ésta es mi vida, tooodoos los días
– Necesito ir a tomar el aire- Dice Reddie.
Las dos mujeres asienten y él sale fuera, se avisa al oficial García que le lleva de vuelta a la salida del recinto total.
Fuera, solo escuchando el silencio y sus propios latidos. Cierra los ojos durante un momento.

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