Cortos De Tinta: Soul Of Your Gun (5)

Lo primero que hace Rozeta a sus todavía diecisiete años de edad, en un tranquilo paraje de la Toscana, es aprender a robar carteras, de la noche a la mañana ya es toda una experta carterista.

En un mes ya falsifica todo tipo de documentación, desde DNIs, carterillas de la Seguridad Social hasta pasaportes y carnets de conducir.

Es la documentación de todas las personas a las que les quita los monederos.

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A los tres meses se presenta sorpresivamente en los domingos de las personas a las que ha robado la cartera.

Aparece contando la historia de que ella misma es hija del varón en cuestión, de una relación pasada que el muchacho tuvo con otra mujer en el pasado.

Les explica que la mujer que supuestamente fue su madre no se lo dijo a los hombres antes por las circunstancias de sus situaciones porque no quería complicarles la vida siendo tan jóvenes por aquellos años.

Les dice que esa mujer del pasado acaba de fallecer y ella, Rozeta, necesita dinero para irse a una residencia a estudiar en la universidad.

Les presenta todo tipo de documentación acreditativa que avala su historia haciéndola totalmente veraz.

Ha investigado con anterioridad a esas gentes en cuanto les roba las cartera, hasta saber, de cuál de las relaciones de su pasado puede escoger como de la que supuestamente es su madre, la mujer de la que proviene ella misma.

Después de dar con eso, falsifica pruebas de paternidad, partidos de nacimiento y hasta las actas de defunción.

Es tan buena que siempre la creen, se hace con el cariño y la compresión de todas esas familias o parejas.

Entra y salía de la vida de todas esas personas, consiguiendo ahorrar el dinero suficiente para seguir siendo ella y vivir lujosamente.

Con esos ahorros se construye una casa enorme en muy poco tiempo y compra un coche a su nombre, para no perder su identidad.

Una vez tuvo esas dos cosas, casa y coche, se dedica a otros asuntos.

A los nueve meses comienza a reclutar de las calles a niños sin techo, y les enseña a ser carteristas.

Esa es su primera red de delincuentes, ella es la dueña de sus destinos.

Como su casa es enorme acoge a muchos de esos niños en su casa y les da lo más parecido a un hogar que ella misma puede entender.


No les falta de nada, trabajan conjuntamente con un control muy planificado.

Rozeta es astuta, y lo suficientemente inteligente como para mantenerlos a todos contentos, esos niños tienen una fe ciega en ella que desobedecerla no es una opción.

Les ha sacado de la calle, les da comida, cama y
nunca les trata mal ni les falta al respeto.
No les trata sólo como a niños sino que lo hace como si todos mucho más capaces de lo que ellos mismo creen.
Con ese pequeño gran núcleo formado a su alrededor no hay delincuente que la haga sombra. Sigue falsificando documentación a todo aquél que la contrata para ello; sin hacer demasiadas preguntas.

A presos convictos que quieren
tener una nueva identidad…, a la gente que por cualquier motivo quiere alejarse de su pasado.

Poco después ya se la conoce en los barrios de la ciudad, en todos los suburbios se admira su labor y todo el mundo va sabiendo que para conseguir ciertas cosas solo hay un sitio al que se puede acudir.


Su otro gran negocio es planificar y organizar peleas callejeras, tanto de personas como de animales, más bien son peleas de bandas callejeras, y por supuesto con niños.
Antes de que ella apareciera, antes de que se la ocurriera esa idea, las pandillas tienen la manía de pelearse por cualquier tipo de venganza con o sin motivo racional lógica.


Ella les proporciona un servicio que resulta más fácil y efectivo porque ella se encarga de todo, los interesados solo tienen que preocuparse de pelear.
Hacerlo así parece menos delictivo, lo hace de forma metódica, meticulosa como si de un trabajo empresarial se tratara.


Rozeta habla con las partes interesadas, busca el lugar menos peligroso para ser descubierto, y fija el día y la hora.

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Deja a muchos de sus niños que cobren las apuestas, otros que vigilen a la afición para que no se produzca ningún percance aparte del planeado.


Otros de los muchachos se dedican a controlar los abrigos en una especie de guardarropa, otro grupo de chiquillos lleva el tema de la venta de comida, bebidas, refrescos y souvenirs.


Casi todos los que se pelean son menores de edad, solo se deja asistir a adultos que son importantes para alguna mira futura de Rozeta.


En un año, alcanzada ya la mayoría de edad, ya es tan reconocida en el mundillo de la delincuencia que su fama se expande por otros horizontes y cruza fronteras.

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