Cortos De Tinta: Soul Of Your Gun (4)

Ese fin de semana, concretamente el domingo, cuando la muchacha está en su cuarto echándose una siesta, entra Joe rápidamente en él.


JOE
Levanta


ROSIE
Qué pasa niño (aún somnolienta) Déjame dormir


JOE
Rosie (ella se incorpora de inmediato).


ROSIE
Tú nunca me llamas Rosie (inspecciona en la mirada de su hermanastro, y de repente está completamente despejada y despierta) Qué


JOE
Lo saben, yo no se lo he dicho, te lo juro. Creo que tu médico (ella se levanta, casi de un salto de la
cama) Lo sé, lo siento, vienen de camino, yo he salido corriendo.


ROSIE
Tengo que irme ya (coge una pequeña mochila en la que comienza a meter su documentación, algo de ropa
interior. Los dos se ponen a llenar la mochila con cosas
imprescindibles, cuando se empiezan a oír las sirenas de la policía y el griterío).


JOE
Vale, yo les distraeré. Escóndete y en diez minutos nos vemos en el garaje (ella pega su frente a la de él, Rozeta tiene los ojos cerrados, Joe abiertos mirándola).


ROSIE
Te encontraré, volveré a por ti y te encontraré

JOE

Lo estás prometiendo (los dos asienten, ella le da un beso en la frente justo en el momento en el
que escuchan cómo se abre la puerta
principal de la casa).


Se despegan y Joe baja deprisa las escaleras que conducen al piso de abajo del chalet.

JOE

No está aquí, no está en casa

MUJER

Y dónde está

JOE

No lo sé mamá, (la mujer le mira de una determinada manera, acusadora)

AGENTE

Está bien (dice el policía al mando) Sra; usted irá con uno de mis hombres a las estaciones de tren. Usted Sr; recórrase las marquesinas de autobuses con otros de mis compañeros. Va a pie, y se acaba de marchar, no puede andar muy lejos. Algunos de mis chicos peinarán el barrio y yo estaré en el aeropuerto.

En menos de un minuto la casa se queda totalmente vacía y en completa calma; cinco minutos después cuando Joe y su hermanastra van a salir del garaje en el coche de él, esa misma puerta, la del garaje comienza a abrirse, y Rozeta tiene que salir del interior del coche, por puro instinto.

Los dos saben que es muy arriesgado que la esconda y además ella no quiere que él tiene más problemas con la familia.

Así que mientras la madre de Joe entra y se lo lleva, total e insanamente preocupada y al borde de un ataque de nervios, Rozeta va ocultándose entre las calles.

Parece como si todo el barrio la estuviera buscando, se oye el jolgorio por todas partes.

Varios vecinos la sorprenden, dan la voz de alarma y todo el barrio se encamina hacia allá, ella echa a correr como alma que lleva al diablo, saltando vallas, driblando todo obstáculo que encuentra a su paso.

Lo que más claro llega a sus oídos, es el llanto de Valerie, entra directamente a su cabeza, de lleno a su corazón, pero Rozeta no mira hacia atrás.

La pierden la pista casi de inmediato, a los pocos minutos del avistamiento.

VALERIE

Rose, Rose (dice una y otra vez Valerie mientras camina hacia ningún lugar) Rosa ¡Rosa! (la histeria se adueña de ella, llora como si la estuvieran quitando las entrañas, como si fuera una verdadera madre perdiendo a su retoño) ¡Rosaaaaa! (es como si estuviera a punto de perder todos los papeles que la quedan, está viviendo el suceso más traumático de su vida en ese momento).

Su llanto conmueve hasta a la más fría de las almas, les llega a todos como si les estuviera traspasando un ápice de su propio infierno.

Era desgarrador escucharla llorar.

Su marido la cogía también bastante afectado y hundido, en unos minutos los dos habían envejecido diez años.

La cogía para que no siguiera buscando más, para que no se desmayara del dolor, pero ella se debatía y forcejeaba un poco.

VALERIE

¡Rozeta! ¡ROZETAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Cuando escucha eso, Rozeta acaba de subir a un carguero que está zarpando.

Un altavoz anuncia el destino: Sicilia.

Nadie la ha visto embarcar, está de pie mirando a la ciudad que la vio crecer, con el viento ondeando su melena y sin una sola lágrima, mientras la noche y el mar se ciernen sobre ella.

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