Cortos De Tinta: Nueve Líneas

PRÓLOGO

Ése 26 de Julio de 2010 Marta Ainy Cassidy se había levantado como todos los días a las 09 de la mañana.

Había dedicado un esmero honorable a limpiar su apartamento; como si de un ritual se tratara puso musica desde el Mac, el ordenador super hiper mega sofisticadísimo, que tenía en el despacho.

Barrió, limpió el polvo, los cristales, fregó, puso una lavadora y por último aspiró.

Cuando terminó de ducharse era casi la una del mediodía, efectivamente se hizo para almorzar un sandwich de pan de molde con huevos, salchichas, hamburguesas, lechuga, tomate y un poco de jamón, con un mosto y unas manzanas verdes.

Después como todos los días estuvo en su portátil navegando, su curiosidad innata por la astronomía y la ciencia la llevaba a empezar por buscar cosas útiles, a terminar leyendo artículos cosmológicos de algún lugar remoto del mundo.A eso de las cuatro de la tarde, por fin, salió de su apartamento.

Regla nº 3: Buscar siempre una excusa para salir a la calle, tiene que haber algo que hacer fuera de casa.

Marta Ainy Cassidy estaba llena de normas morales internas muy marcadas, que la obsesionaban para poder sobrevivir.

Se vió con unos excompañeros de clase, y a eso de las ocho se fue a casa de una de sus amigas.

Regla n5: Cutivar ciertas relaciones, no perde a tu mejor amiga, a tu segunda mejor amiga ni a tu tiastra.

Éso llevaba a la Regla Nº7: Dedicar un día a la semana, bastantes horas a tu mejor amiga, a tu segunda mejor amiga y a tu tiastra.

Su mejor amiga Susana Fernández y ella estuvieron hablando durante horas, riéndose y como muchos días se quedó a cenar con ella y la familia de ella.

Regresó a su apartamento, no había ninguna novedad y todo estaba igual de bien.

Las dos habitaciones restantes de su apartamento seguían vacías, en la televisión hablaban de un nuevo proyecto científico de Estados Unidos y Japón que los miembros de la ONU han rechazado; cuando se quedó dormida.

En su sueño, se levantaba de la cama de madrugada, iba a la cocina, bebía un refresco, fue a sacar la basura, subió a la habitación grande de su apartamento y a oscuras distinguió un cuerpo en la cama de matrimonio; siguió caminando hasta la habitación mediana y también reconoció a alguien durmiendo. Y con una sonrisa volvía a su cuarto, el pequeño, encendía el aire acondicionado y se dormía.

El calor sofocante de un soplo la despertó, ésta vez se incorporó casi de un brinco, y como muchas noches agarrándose del cuello, y del pecho, pero no sudaba.

Fue al baño y se echó agua por la cabeza.

Se recorrió las habitaciones aprisa, estaban vacías, fue a su cuarto y encendió el aire acondicionado.

Se bebió un té en la cocina y fue a sacar la basura.

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