Cortos De Tinta: Otoño Otra Vez (Prólogo)

La joven tiene el pelo largo hasta la mitad de la espalda, normalmente suele llevar un moño, ese día una coleta alta, de un color negro azulado, tiene flequillo, unas cejas poco pobladas, unos ojos grandes y almendrados de color negro, pómulos un poco salientes, un poco de mofletes, labios carnosos, un cuello pequeño, delicado, su cuerpo está muy bien formado por su naturaleza etnica, pesa 58 kilos a sus 1´68 de altura, pecho prominente, cintura pequeña, vientre plano, un trasero respingón, pomposo; sus piernas parecen muy estilizadas, sus pies tremendamente pequeños, calza un 36 de pie.

Al verla se tiene la sensación de que es muy menudita, pero todas sus curvas están perfectamente acorde con su anatomía, un cuerpo marcado y a la vez suave y aterciopelado.

Está llegando a su casa, ese día viste unos vaqueros azules, una camiseta blanca de manga corta y una chaqueta finisima azul larga hasta las rodillas.

Hace solo una semana que se ha mudado, había sido una decisión firme y repentina, sencillamente un día se despertó de madrugada y decidió que iba a alquilar una habitación, en vez de un piso entero.

Photo by Manel and Sean on Pexels.com

Subiendo las escaleras recuerda como después de semanas de ardua búsqueda y de ver muchas habitaciones en todo el centro de Madrid, se había topado con Lilu, una propietaria muy dicharachera, extrovertida y muy optimista, recuerda cómo finalmente Lilu la convenció para que se quedara una de las habitaciones de una de las casas que alquilaba; resulta que la abuela materna de Lilu la había dejado en herencia ese piso, y quería alquilar dos habitaciones y dejar las otras dos para visitas de familiares y amigos, no quiere alquilar las otras dos porque sencillamente no lo necesitaba.

Photo by Alexis Ricardo Alaurin on Pexels.com

Lilu trabaja en el Ayuntamiento como Asesora de Servicios Sociales, cobra 2.800 euros mensuales, y el alquiler de las habitaciones no es precisamente de los más baratos, por lo que para ella está bien.

Photo by Joaquin Carfagna on Pexels.com

La joven la había caído bien enseguida, y Lilu piensa que no sería de estos inquilinos que no pagan, o lo hacen tarde, o destrozan la casa, o se traen a cinco personas para una habitación, etc, etc, etc. Esa chica le gusta.

Eran las 19:30, la joven entra en la casa, nada más entrar hay un armario empotrado a la derecha con espejos en las puertas del armario, y a la izquierda un perchero, un mueble recibidor que tiene cajones para guardar el calzado, un paraguero y dos plantas de interior, las paredes de ese pasillo son de color rojo; después del pasillo a mano derecha hay un cuarto de aseo, con baldosas de color azul de flores y letras chinas con una bañera normal y una ducha hidromasaje; desde el mismo punto mirando a la izquierda hay un pequeño estudio con un sillón de cuero, otro de terciopelo, estanterías por las cuatro paredes llenas de libros, un ordenador portátil, otro de mesa, dos escritorios modernos de gres grises claro, todo el suelo enmoquetado de gris, la habitación es blanca.

El pasillo en sí sigue haciendo curva a la izquierda y cambia de color, se pone de un color verde azulado, desde ése punto a mano derecha está el amplio salón de unos 50 m2, de color salmón oscuro con tres sofás largos beiges pegados a cada pared, una tele de 50 pulgadas tactil, plana y 3D, y una mesa de centro cuadrada, unos ventanales anchos, con cortinas beiges y rosas con estampados indios, y al lado de los ventanales hay una puerta de roble que lleva a un patio de unos 20 m2 que está cerrado, amurallado, el suelo hecho de pedrería y mármol, que tiene una mesa cuadrangular alargada gris oscuro y unas sillas beiges oscuras, una especie de almacén pequeño, plantas y flores bordeando la superficie del patio, un tendedero de suelo.

Del pasillo central de la vivienda desde el mismo punto pero mirando a la izquierda está la cocina de unos 30 m2, tiene los poyetes, la encimera y todo el mobiliario a la izquierda y a la derecha una mesa con cuatro sillas, las paredes en esa cocina son violetas oscuros, y al fondo hay una puerta que da a otro patio trasero; el pasillo se divide, a la derecha hay si se sigue recto hasta al fondo del todo, un cuarto de baño de color morado con las paredes que parecen de aluminio, antes de eso, está la otra habitación que se va a alquilar, al lado y antes de llegar a esa, van juntas las dos habitaciones que no se van a alquilar.

Después de esas instancias y siguiendo con el pasillo principal de la casa, a la izquierda está la habitación de la joven con un baño propio incorporado, que tiene un jacuzzi, y balcón, y al lado de esa habitación, en la pared del fondo de la izquierda hay otra puerta, que lleva al mismo patio que la puerta de la cocina.

Ese patio tiene piscina, un pequeño jardín, y una especie de chimenea para hacer barbacoa, aparte de una mesa de terraza con sus sillas.

La joven entra directa a su cuarto, y deja el bolso en el perchero que tiene a mano izquierda y la chaqueta la cuelga detrás de la puerta donde hay colocado unos accesorios colgantes para ello, saca del armario empotrado (de espejos de cuerpo entero en las puertas pero por dentro y que se encuentran en la pared de la derecha) unos pantalones grises de algodon y una camiseta de manga corta gris, coge ropa interior azul, y se mete en la ducha, se lo pone todo mientras deja la ropa que ha llevado puesta en un cubo de la ropa sucia, que tiene al lado de un poof y de una hamaca que cuelga del techo, todas estas cosas situadas al lado del perchero, nada más entrar en la habitación a la izquierda.

Se va a la cocina, y mientras saca el conejo, y echa cebolla, pimientos, patatas y zanahorias para que se vaya haciendo todo, está pensando en que no le costó nada hacer la mudanza, siempre la ha parecido que no tenía espacio en su habitación, pero con esa mudanza se dio cuenta de que en realidad no tiene muchas cosas, por primera vez en su espacio hay espacio, lo que más tiene son libros y ropa, no tiene muebles ni demasiados objetos, solo se trajo dos mesillas de noche y dos cajoneras de diferentes alturas con ruedecitas.

Photo by Valeria Boltneva on Pexels.com

Mientras hace la ensalada, se enciende una pequeña radio donde se escucha a Alanis Morisette, le echa vino al conejo, pensando en que no quiere volver a mudarse; quiere quedarse de forma indefinida en esa habitación, cortando los tomates pensó en la jornada laboral del día, cuando escucha las llaves de la casa, y la inconfundible y jovial voz de Lilu

LILU

Soy yo (gritó ésta) ¿Estás visible?

LA JOVEN

Hola Lil, sí

LILU

Vale, entonces no me hagas ni caso. Como si no estuviera

LA JOVEN

Como quieras.

Lilu ha decidido acompañar al segundo inquilino a la casa, como hiciera con ella haría ya una semana, el muchacho se ha traído a un amigo, un amigo que por cierto no tiene buena cara, está ojeroso y ha estado callado casi todo el rato, sobre todo con respecto a ella, no la ha dirigido palabra en todo el trayecto y no la ha mirado el escote ni una sola vez, Lilu llegó a pensar que son una pareja de homosexuales, pero por la conversación escueta que han tenido los muchachos acerca del cómo les ha ido el día, supo que no lo son.

Photo by Anna Tarazevich on Pexels.com

La segunda vez que suben para llevar las maletas del coche de ella a la habitación alquilada, la joven sigue en la cocina y se ha puesto unos cascos con unas grabaciones del curso que está realizando, y habla en voz alta o bien repitiendo lo que escucha o bien diciéndoselo a sí misma pero con sus propias palabras, así que cuando entran por segunda vez y la escuchan, el joven que va a alquilar la otra habitación dice:

CHICO 1

¿Qué pasa? ¿Está loca o algo así?

LILU

No, no es nada, lo hace a menudo, pasa de eso

Hacen un tercer viaje, cuando dejan las cosas en la habitación, Lilu se va a la cocina, los dos varones se quedan solos.

El muchacho que va a alquilar la habitación, mide alrededor de un metro setenta centímetros, tiene el pelo negro, corto hacia arriba al tres, unos ojos claros, labios gordos, y un cuerpo bastante atlético, se le ve que es muy higiénico, una persona que se preocupa por su aspecto y por su aseo por encima de la media normal.

Todo en él es correcto, trae locas a las mujeres, tiene 29 años, es el Agente Publicitario del Departamento de Marketing de una Multinacional de Salas de Discotecas, cobra 3.500 euros mensuales por lo que puede permitirse ese alquiler.

Se podía respirar un aire tenso y dramático en sus ojos cuando su amigo le preguntó

AMIGO

Oye, ¿quieres que te ayude a deshacer todo esto?

CHICO

No, tranquilo, ya me encargo yo, vete a casa.

AMIGO

¿Seguro?

CHICO

Sí, descansa un poco, lo necesitas, hablamos mañana (sabe que no viene a cuento hacer la siguiente pregunta, pero aún así) ¿Estás bien?

AMIGO

(Suspira, soltando el aire de golpe, y con cara de circunstancia responde) Sí, sí, tranquilo, estoy en ello.

CHICO

Vale, (le acompaña hasta la puerta, se despide de su amigo con un abrazo, y después va a la cocina).

El muchacho está todavía en el umbral de la puerta, tiene a una chica de espaldas a él, y enfrente de esa chica a Lilu.

LILU

Ah, ya estás aquí, (dice Lilu en cuanto le ve, la chica se da la vuelta y se queda parada.) Te presento a

CHICO

(Con una amplia sonrisa) Marsie

MARSIE

¿Rubbie? Pero ¿qué?

RUBIE

Hola (dice él yendo hacia ella)

MARSIE

Hola (responde ella, se dan un medio abrazo y un beso en la mejilla).

En la cabeza de la joven aparecen imágenes pertenecientes a otro momento, a otro escenario, un bar, ella no estaba sola, sino acompañada de otras chicas, una noche llena de cócteles, de 43, malibú, mojitos, caipirinhas, absenta, y chupitos de tequila.

LILU

Pero bueno, ah, que os conocéis (dice Lilu devolviéndola al presente mentalmente)

La joven recuerda esa noche, él hablando con ella, con la cercanía de un familiar allegado, un par de bailes con la camaradería de unos buenos colegas.

MARSIE

RUBIE

Claro que sí ¿Qué haces aquí?

MARSIE

Vivo aquí, ¿y tú?

RUBIE

Creo que soy tu compañero de piso

LILU

En efecto lo es, y como no tengo que hacer presentaciones, me voy, cualquier cosa, intentad solucionarla sin mi, (Dice Lilu yéndose) y después me lo contáis (y se va de la casa)

MARSIE

Cuánto tiempo

RUBIE

Sí, mucho, ¿qué estás preparando?

MARSIE

Sólo la cena, puedes coger si quieres

RUBIE

Te tomo la palabra

MARSIE

Claro que sí, pero cuéntate, te creía en el pueblo, qué pasó

RUBIE

(Se sienta, mientras ella está terminando) Sí, me quedé ahí, hasta que murió

MARSIE

Tu abuela, al final se murió, lo siento

RUBIE

Gracias. Me quedé con mis padres un tiempo más pero ya no podemos vivir juntos, tenía que buscarme un plan de vida. Y aquí estoy. Por cierto, eso me recuerda que me voy a la ducha, mi familia va a venir para abrir la casa de forma oficial, ya sabes. (Él se va a ir, y se detiene, la mira) Lo voy a hacer de todos modos, pero me preocupas tú,¿estarás bien?

Deja un comentario