Bond, James Bond. Este es el nombre con el que las diferentes generaciones hemos conocido al espía más famoso del cine, y uno de los personajes más longevos de la historia.
¿Qué hace de él un protagonista tan universal y duradero? Posiblemente, que funciona como una fantasía para ambos sexos: las mujeres lo adoran, y los hombres queremos ser como él.
Y es que, ¿cuántos de nosotros no hemos querido, sobre todo de jóvenes, conducir coches caros mientras vivimos aventuras en países exóticos? En fin, creo que se entiende.
A lo largo de sus ya varias décadas de vida, Bond ha tenido el rostro de distintos actores. Los más jóvenes lo conoceréis como Daniel Craig, su versión más triste y que tuvo una evolución a lo largo de sus cinco películas:
Casino Royale- taciturno
Quantum of Solace- triste
Skyfall- tristón
Spectre- super tristuno
Sin tiempo para morir- mega tristón
Pero, en los 70, Bond era Roger Moore. Su etapa se caracterizó por dos cosas: introducir un tono más distendido y un humor socarrón, a veces algo infantil, pero siempre muy característico.
Y, sobre todo, por contener las películas más psicodélicas (como no podía ser de otra forma en esa década) de la saga. Y de entre ellas, la que más refleja este espíritu es Moonraker.
Aún hoy una de las entregas más odiadas, los fans la detestaron por sus muchas inverosimilitudes y por destrozar la novela de Ian Fleming en la que se basa, y de la que al parecer conserva poco más que el título.
Sin embargo, y pese a sus muchos fallos, tengo que reconocer que disfruto mucho con esta película.
No te gustará si buscas una aventura realista y sombría como las de Craig, pero si buscas una bizarrada setentera donde todo vale y lo único que importa es molar, te lo pasarás en grande con ella.
Y es que sí, amigos, esta es la película en la que Bond va al espacio. Era 1.979 y la guerra de las galaxias era el éxito del momento. Así que algún productor tuvo la revolucionaria idea de enviar a 007 fuera de nuestro planeta.
Pero esta no será la única cosa inverosimil que encontraréis en esta película:
¿Malo malísimo con plan absurdo y guarida molona? Check.
El malo malísimo en cuestión es el millonario Hugo Drax, y el plan absurdo (pero malvado) es cargarse a toda la población del planeta y sustituirla por una nueva raza más bella.
Todo esto a pesar de que Drax, interpretado por el actor Michael Lonsdale, y la gente que le rodea no cumplen exactamente el canón clásico de belleza.
¿Hay una trama que nos va llevando por diferentes lugares del planeta, e incluso fuera de este? Check.
Entre ellos, Venecia (donde veremos a Bond conducir una góndola por la plaza de San Marcos) y Brasil (donde 007 tendrá una pelea en lo alto de un teleférico con un sicario).
¿Hay un montón de asesinos intentando matar al protagonista de forma rebuscada, solo para que él los venza y suelte un chascarrillo? Check.
De todos ellos, el más memorable es el de después de matar a Drax lanzándolo al espacio. Cuando le preguntan dónde está, responde tranquilamente que salió volando.
Y, en cuanto a los sicarios, no se puede hablar de Moonraker sin mencionar a Tiburón, el antes mencionado villano con dientes de acero.
Interpretado por Richard Kiel, es uno de los enemigos de 007 más recordados. Uno de los motivos es su aspecto, gigantesco y con dientes metálicos además de ser aparentemente inmortal.
Otro es que logró redimirse gracias a su amor por una chica rubiacon brackets que resulta ser su alma gemela.
¿Hay un momento al final donde, salvado ya el mundo, Bond se divierte con su ligue de turno?
Pues también check, y, como no podía ser de otra forma en esta película, lo hacen de forma extravagante: teniendo sexo sin gravedad en una nave espacial mientras son observados sin saberlo por los superiores de 007.
Para el recuerdo la frase de uno de ellos, que sin darse cuenta de lo que pasa exclama lo siguiente mientras sigue en un radar la trayectoria de regreso a la tierra de la nave: »creo que está intentando la reentrada´´.
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