Cortos de Tinta: Ramona Alie

Capítulo 5° cont.

Agradables quince grados centígrados un sol radiante, de vez en cuando el aire da un soplo ligero acogedor. Son las once de éste dieciséis de marzo del 2006, en frente del piso de Júlian Macault se encuentra un yaguar negro descapotable y detrás un Toyota Corolla azul oscuro. De la casa al jaguar Júlian Macault y Héctor Kent están llevando unos maletines, poco equipaje.

Hay tres hombres más, que les ayudan, dueños del Toyota, en el que también han metido poco equipaje, pero el suyo es un equipo tecnológico.

Júlian Macault lleva un pantalón chándal azul oscuro de algodón, una camiseta de manga corta morado oscuro y un jersey fino morado oscuro de un 75% de acrílico y un 30% de lana.

Héctor Kent lleva unos pantalones azules más oscuros y una camisa azul fuerte.

Casi están partiendo. Héctor Kent está hablando con los otros hombres, mientras Macault está ya metiendo lo que les queda de equipaje en los coches.

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El hombre con el que está Kent mira a Macault.

Hombre

No parece para nada preocupado.

Kent también le mira.

Héctor Kent

Porque no lo está, para él estas son una especie de vacaciones. Lo del embarazo le da la risa. Lo hace por los que estamos preocupados, por mí y por su madre, y por sus seguidores.

Hombre

Entiendo, bueno, no se alarmen si no nos ven directamente detrás.

Héctor Kent

Hombre

Mañana o pasado. Se lo diré en cuanto lo sepa.

Júlian Macault

Pues en marcha ¿no?

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Júlian Macault se siente extraño siempre que va a greenlace, su pueblo natal, es una sensación nostálgica que le invade, es como si volviera a ser alguien que nunca quiso ser, que nunca quiere ser, alguien que él no recuerda haber sido pero sabe que ha sido.

Y siempre se le pasan por la cabeza toda la gente que tiene en el pueblo, desde su familia, hasta los personajes más y menos pictóricos que fundamentaron su niñez, de un pueblo en el que todos los que viven en él participan en la vida de todos, y forman parte de los acontecimientos de todos. Un pueblo participativo.

Una vez más, sentado al volante de su Jaguar, con Héctor Kent de copiloto, vuelve a revivir acontecimientos de su infancia, aleatoriamente, pero los revive. Absorto.

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Júlian Macault nació en Greenllage hace veintisiete años, su madre, una profesora de ballet y excelente pianista consagrada y una de las personas más destacadas y admiradas del pueblo, de cuarenta y cinco años se llama Gillian.

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Su padre, Alexander Macault de cincuenta y tres años, es un veterano de guerra que, aun manteniendo un cargo ya puramente burocrático pero solo de consagración, tras el término de la guerra fue banquero de calidad.

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Júlian Macault es el cuarto de cinco hermanos, John Macault de treinta y dos años es músico, toca el saxofón y da clases en la escuela de música, y clases particulares de saxofón.

A veces da algún concierto, en bares, en restaurantes de lujo, donde se pidan sus servicios.

Júlian recuerda su infancia plagada de esos pequeños conciertos en reunión familiar, y la admiración que sentía por su hermano mayor. Casado desde hace cuatro años y sin hijos todavía.

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Josh Macault de treinta años es el empresario, el ejecutivo, trabaja en la bolsa, soltero pero con un hijo de dos años.

Siempre fue el emprendedor rebelde sin causa incomprendido, pero querido por todos.

Mark Macault de veintiocho años, el deportista y buen estudiante, todavía universitario, esta es su primera Licenciatura, le falta un año para terminar. Arquitectura.

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Por último está la única hembra, Monique Macault, de veinticinco años, la artista de la familia, pinta, esculpe, es fotógrafa de profesión. Está estudiando en una escuela de artes, donde también estudia ciencias de la información, interesando el periodismo.

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Júlian recuerda que todos los vídeos caseros, y los que no lo eran, fueron dirigidos por ella, las fotografías… Ha fotografiado a todo el pueblo y a otros pueblos, no hay una sola casa en Greenllage que no tengan cuadros suyos. Enviaron vídeos a concursos televisivos, y en más de una ocasión ganaron.

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Toda la familia conoció el mundo de la publicidad y la imagen gracias a ella. En diversas partes del pueblo hay más de una escultura realizada por ella. Declarada patrimonio civil, ha hecho miles de exposiciones en pueblos, ciudades, tanto de fotografías como como de cuadros y esculturas.

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Júlian Macault no repitió ni una sola vez hizo, a los quince años hizo bachillerato mixto de humanidades y ciencias sociales. A los diecisiete hizo otra vez bachillerato esta vez de ciencias tecnológicas y de arte.

Al año siguiente decidió hacer una carrera doble, Filología (literatura, e idiomas donde dio francés, italiano, árabe, español, japonés) y Periodismo Comunicación Audiovisual, lo culminó en tres años, consiguiendo su primera Diplomatura doble.

Al término de ésta, contaba con 21 años y empezó a incursionar en el mundo laboral, se le dió tan bien que rápidamente se hizo rico, empezó a montar negocios, e intentando compaginarlo con Publicidad/Relaciones Públicas por un lado y Comunicación Audiovisual como segunda Diplomatura doble, cuando terminó con 24 años ya era multimillonario y prácticamente había terminado de crear su imperio empresarial.

Aún así con 24 años se metió en dos Ciclos Formativos Grados Superiores a la vez, por una parte Imagen y Sonido, y por otra parte Gestión y Administración de empresas.

Y para más inri hace sólo un año antes se metió a estudiar en una academia de arte cultura y ocio, en esta sólo fue un año, en la que siguió haciendo cursillos de corta duración de biología, física, química, historia mundial, historia del arte, telecomunicaciones, filosofía y psicología.

En cuanto pudo compró esa academia de arte, cultura y ocio, y la convirtió en escuela de cine y arte.

Desde que empezó a trabajar con 21 años hasta sus veintisiete años supo dónde y cuándo invertir en acciones y por lo tanto posee bancos, galerías de arte museos, da donaciones y organiza ONGs.

Tiene una editorial, y un periódico en el que trabaja en la actualidad Héctor Kent.

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Invierte la mayoría de su capital para ayudas humanitarias, haciendo hincapié en saneamiento, higiene y alimentación, se encarga de que funcionen, organiza actos benéficos.

Invierte también en el progreso de la sanidad para encontrar las soluciones a enfermedades sin cura. Controla la mayor parte de las empresas de integración y ayuda para todo tipo de discapacitados, también organiza campañas con los ayuntamientos y las entidades bancarias para la mejora de ayudas sociales en migrantes, a jóvenes con problemas para hacerse en el mundo laboral activo.

Tiene esas empresas desperdigadas por el mundo. Posee una cadena de productoras, más bien son estudios de cine, en las que también se trabaja casi todo el campo comunicacional, sobre todo radio, que utilizan a veces como discográfica para autores amateurs, animación y artes gráficas digitales.

Ha recibido innumerables premios por casi todas y cada una de las acciones de sus empresas, de los servicios que ofrecen.

Pero a él le gusta ser denominado, y es así como se denomina a sí mismo, escritor.

Empezó a escribir a los ocho años, ni siquiera quiere que se le vea como un novelista, porque no se considera novelista, documentalista, simplemente escritor.

Y se le admira por esa humildad, esa honestidad, y esa humanidad de la que no abusa.

De todas formas su familia procede de un linaje aristocrático, las dos vías de su familia hasta hace dos siglos eran gente de la recatada nobleza.

La generación que él conoce, no vivió eso, hacía ya dos generaciones que las cosas ya no eran así, todos se sabe por la historia, la del pueblo, en las fotografías antiguas, periódicos legendarios etcétera.

Sus cuatro abuelos siguen vivos, y lo mejor es que viven en una misma casa, con todos los antes mencionados, menos Júlian Macault.

A eso hay que sumarle que desde hace más de 10 años en esa casa viven niños huérfanos, o que alguien abandonó, vagabundos que encuentran allí un sitio en el que pernoctar, sin empleo y sin techo.

Porque Gillian Macault decidió apadrinar y acoger a todo aquel que se encontrase sin casa aunque fuera por temporadas.

Muy lógico teniendo en cuenta dónde habitan, sus propiedades. La casa, mejor dicho, las casas. Dos en concreto.

Se trata de una morada con aire renacentista, alargada, y más bien rectangular de dos pisos y tres naves.

Columnas emulando el estilo dórico rodean todo el complejo arquitectónico colocadas en un porche, como una terraza que rodea toda la casa.

Ésta primera casa tiene un patio central, como un antiguo claustro románico, con una fuente marcando el centro, césped a baja altura, pero por todo el patio hay variedad de arbustos, árboles y plantas.

Hay esculturas que señalan cuatro caminos hechos de pequeñas piedritas juntas en el suelo, marcando los cuatro puntos cardinales.

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Ésa casa dispone de más de sesenta habitaciones, y se suele convertir en el salón de actos, o para celebraciones, casi no la utiliza el núcleo familiar, aunque haya todos los días un vaivén considerable de todas las personas que viven en las propiedades.

Y es que la familia Macault posee su verdadero hogar justo enfrente.

Adosada y delante de la primera, perteneciente a la misma familia, y comunicadas como si fueran una sola, a pesar de lo distinto de sus estructuras, sus aspectos, y sus estilos; para ello se tuvieron que echar abajo tabiques y paredes.

Mucho más pequeña que la anterior esta contiene cinco pisos y tres naves, la nave central más alta que las laterales, con un techado a dos aguas.

Bordeando la casa hay césped muy bajo y delimitando el eje, antes de la casa en sí, en la entrada principal hay un camino hasta los tres escalones que llevan a la casa.

Una considerable cantidad de niños que jugaban en ese jardín en esos momentos, al fútbol por un lado, a la comba por el otro, se detuvo y se abalanzó en abrazos y elogios al admirado tío Mac, que es como le conocen esos niños, y todos los del pueblo saben que los niños le denominan así, en cuanto bajaron del Jaguar.

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Júlian Macault será mundial y eternamente conocido por esos niños como el tío Mac.

Obviamente es Júlian Macault se detiene para saludarlos abrazándolos, cargando a algunos, contándoles chistes cortos a otros.

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Unos cuantos niños en cuanto les vieron bajar del jaguar se adentraron en la casa principal para publicar la buena nueva de la llegada del tío Mac.

Mientras Macault presta su atención en esos niños, Héctor Kent y los pasajeros del otro vehículo se dedicaron a transportar el equipaje, ayudados por algunos niños.

Antes de llegar siquiera las escaleras de la puerta principal.

Júlian Macault

(Mirando su alrededor en su totalidad) Ésto no ha cambiado (se le distingue especialmente contento de volver a ver a todas esas personas) Conozco a todos estos niños.

En ese momento se abre la puerta principal de esta segunda casa definida, por lo que sale otra cantidad menor de gente, esta vez mayores de edad.

Una señora con ojos verdes mirándoles con cariño habla.

Mamá Macault

Vale ya niños, dejadle. Ya le habéis saludado bastante. (Los niños dejan de insistir y se van, los que salieron de la casa llegan a la altura de los que iban de camino a entrar en ella, algunas personas ayudan con el equipaje) Hola cariño (un beso en la mejilla a Júlian Macault) Hola hijo (y otro a Héctor Kent) chicos, tendréis que perdonarme, nos vemos luego por aquí.

Júlian Macault

Mujer ocupada. Como siempre.

Gillian Macault se va con los reporteros y unas cuantas personas más portando el equipo tecnológico y el equipaje personal de estos últimos.

Ella se va a encargar de instalarlos, de indicarles donde se va a guardar su equipo técnico, donde van a alojarse, etc.

En cuanto éstos dejaron de ser visibles, en la entrada principal de la casa, los recién llegados saludan, Júlian Macault con más familiaridad, a la parte de la familia que ha salido a recibirles.

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