Anatomía de… «Viernes 13, parte III´´ (Steve Miner, 1.982)

En las sagas slasher (subgénero que, para quien no lo sepa, consiste en un asesino normalmente enmascarado masacrando a un grupo de jovencitos), suele haber una regla no escrita.

La primera entrega suele ser considerada por los fans y la crítica como un clásico indiscutible, seguido por secuelas más irregulares. Ahí están los casos de Halloween, Pesadilla en elm street o incluso Scream para demostrarlo.

Pero esto no ocurre con la también mítica Viernes 13. Quien se adentre en su primera entrega se encontrara con un ritmo irregular, personajes que nada importan y solo una muerte destacable.

Y, sobre todo, con un final donde ni siquiera aparece el mítico villano protagonista, Jason. Así es, en la primera entrega la asesina es su madre, una mujer mayor que supuestamente tiene fuerzas para arrojar cadáveres por ventanas.

Jason solo aparece al final como niño zombie en una secuencia efectiva como susto, pero bastante rara y que ni siquiera te aclaran si ha sido real o un sueño.

En la segunda, dirigida por el también director de la tercera Steve Miner, ya aparece Jason como asesino adulto pese a que en la anterior te decían que era un niño y estaba muerto (sí, la continuidad de esta saga es una fiesta).

Sin embargo, esto no evitaba que las muertes de nuevo no fuesen destacables (en parte por culpa de la censura, que les obligó a recortar escenas) o que el aspecto de Jason con un saco cubriendo su cabeza diera entre risa y pena.

O, directamente, risa-pena.

Sin embargo, la tercera entrega corrige varios de los errores de las anteriores y se convierte, contra todo pronóstico, en la mejor de la saga (tampoco era muy difícil, en honor a la verdad).

Ah, y además se rodó en 3D.

En primer lugar, aclaremos un punto: no estamos ante una gran, ni siquiera una buena película. Pero, ¿alguien espera algo así cuando se sienta a ver Viernes 13?

Lo que le pides a esta película, al menos en mi caso, es ver un placer culpable en forma de slasher donde un asesino enmascarado machaca a un grupo de adolescentes en un campamento de formas imaginativas y sangrientas.

Y eso lo cumple.

El primer punto donde creo que mejora respecto a sus antecesoras es en el diseño de Jason. Ya no solo le tenemos como asesino principal, además su aspecto al contrario que en la segunda está mucho más trabajado y resulta amenazador.

Además, en esta película le vemos por primera vez con su mítica máscara de hockey, que toma de una de sus víctimas.

El resto de personajes siguen sin ser gran cosa, pero al menos esta vez intentan que se diferencien unos de otros aunque sea dentro del estereotipo. Tenemos, entre otros, a un pringado, a una pareja de fumetas y a una banda de motoristas.

Pero vayamos a lo que más importa en este género: las muertes. Hay un buen número de ellas repartidas a lo largo de toda la película, y son bastante más imaginativas y sangrientas que las de las dos anteriores.

Entre otras, vemos a un tipo partido por la mitad mientras hace el pino, a una embarazada atravesada con un machete desde debajo de una hamaca y un ojo que se sale de la cuenca con efecto 3D incluido.

El tono también me parece bien equilibrado. Hay humor, sí, pero proviene de algunos personajes y se combina con momentos de tensión y amenaza. Además, aún se intenta mantener cierto realismo dentro de lo que cabe.

Esto lo agradezco, ya que en siguientes secuelas la saga se volvió una parodia de sí misma con argumentos delirantes como enviar a Jason al espacio o enfrentarlo a Freddy Krueger o a una chica telequinética, entre otras cosas.

Aquí además aún se mantiene el escenario donde creo que Viernes 13 mejor funciona: el ambiente boscoso de un campamento de verano.

El ritmo en general es llevadero, pese a algún bajón como en la parte de presentación de los personajes. Sin embargo, todas las muertes que ocurren en el tramo final hacen que esto se compense.

Si hay algo que me sobra de la películas es su (otra vez) extraño final. Pese a que funciona como guiño a la primera parte, repitiendo el mismo susto con la madre de Jason en lugar de él, no aporta gran cosa.

Eso sí, al menos esta vez dejan claro que ha sido todo un sueño de la protagonista.

En resumen, uno de los pocos casos en el género de terror donde, para mí, una secuela logra superar a la original con una trama más sencilla y centrada en lo que debería haber sido aquella: un slasher entretenido con buenas muertes.

Y recordad, si vais a un campamento de verano con vuestra pareja no hagáis cochinadas, o Jason se enfadará.

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