
La ciencia ficción es un género que, desde sus inicios con Meliés, nos ha permitido soñar con mundos futuros, o estremecernos imaginando hasta que punto estos se podrían parecer a los nuestros.
Sin embargo, los grandes referentes del género han tendido a ser americanos tanto en la vertiente más comercial y palomitera como en la ciencia ficción más filosófica que busca hacer reflexionar.
Sin embargo, siempre hay excepciones. Y, sin duda, uno de los mayores exponentes del género en Europa es «El quinto elemento´´, dirigida por uno de los directores más hollywoodienses del viejo continente, Luc Besson.
La cinta, hoy de culto, fue toda una reunión de estrellas: Bruce Willis, una entonces debutante Milla Jovovich y Gary Oldman en el papel de villano. Para el impresionante vestuario, se contrató a Jean Paul Gaultier.
En uno de sus escasos trabajos para el cine, el famoso diseñador creó un vestuario basado en la moda de entonces y en su personal visión de como esta podía evolucionar para darle un toque futurista.
Algunas de sus piezas pasaron a la historia del cine, como el vestido azul que luce una cantante alienígena en una de las escenas más famosas de la película, o las tiras blancas que cubren el cuerpo de Milla Jovovich en su primera aparición.

Besson crea en esta película un mundo muy original que no posee referentes muy claros con los que compararlo, algo que no se pueden permitir decir muchas otras cintas.
El carácter feminista que posee toda la filmografía de este director está también aquí presente, haciendo de la mujer el «quinto elemento´´ al que hace referencia el título y que es lo único capaz de salvar al mundo de la aniquilación.
Acompañando a la heroína Jovovich está, entre otros, un Bruce Willis que aquí vuelve a interpretar a uno de esos tipos duros con corazón que tan bien se le han dado a lo largo de su tristemente terminada carrera.
Al igual que en «León el profesional´´, Besson retrata a este tipo de personaje como alguien brutal que puede despachar él solo a un grupo terrorista, pero que también es vulnerable, solitario y necesitado de afecto.
Su personaje se enamorará del de Milla Jovovich y, mientras ella se dirige a cumplir con su destino, intentará protegerla de una serie de enemigos entre los que destaca un Gary Oldman pasado de vueltas (como le gusta, y nos gusta).

Aunque la película brilla sobre todo en la ciencia ficción, acción y comedia (con un desatado Chris Rock protagonizando momentos muy divertidos y surrealistas), ciertas escenas poseen un toque emocional que funciona sorprendentemente bien.
En ellas, y aunque de forma breve (debido al ritmo frenético de la propuesta) ciertas refelexiones sobre si el mundo merece ser salvado sabiendo lo malo que ocurre en él, o si el amor puede redimir a las personas.
En resumen, «El quinto elemento´´ es una aventura de ciencia ficción que se ha convertido merecidamente en un clásico de culto y ofrece un viaje a través de taxis voladores, cantantes de ópera azules y mercenarios no muy atractivos.

Quien quiera embarcarse en ella, descubrirá un ejemplo de ciencia ficción europea muy reivindicable y que sabe combinar el ritmo trepidante de las producciones americanas con una estética que le da una personalidad única y arrolladora.
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