Cortos de Tinta: El Arte De No Poder Esperar y Cómo Ocultarlo

Prólogo

18 de junio de 1957, en un pueblo ordinario con sus amplias calles y casas, pisos y apartamentos de urbanización, incluso las personas obreras, o de nivel social medio viven bien.

Es un pueblo que conoce mucho verde, muchos lagos y algún que otro acantilado, donde todos se llevan bien porque no tienen necesidad de llevarse mal, donde abundan niños correteando por las calles, bicicletas, risas y un arduo sabor a plenitud.

Hoy es el día en el que cambia una de las familias más prestigiosas de ese pueblo, tal vez muchos de ellos si se les preguntase cuándo fue el momento en que empezó todo, les dirían una fecha más alejada, pero empezaremos por aquí, ya que se puede entender mejor lo que ocurre en el momento, en la fecha, en que la mayoría de los protagonistas contestaría.

Hablamos en concreto de los Sánchez.

Viven en una casa de tamaño grande que tendría un aspecto muy vivo y un tanto extravagante, describiendo a la mayoría de los que viven en ella. En ella nos trasladamos al tercer piso de esa casa, que tiene 5, y en ese tercer piso más concretamente al olor dulzón de algodón perfumado. La habitación de un color crema tirando a beige muy acogedor, el tocador elaborado a mano dejaba ver la finalidad del trabajo y dedicación a su construcción, y el armario grande con espejos redondos enteros, sábanas grises de seda.

Son las 7:00 h de la mañana y la sonrisa enternecedora vívidamente chispeante de un ángel abrió los ojos.

Sabía que tenía que despertarse pero estaba saboreando la sensación innovadora, y despidiendo a un cuento que no estuvo mal, y también preparándose para el día.

Porque ése 18 de junio es el día más especial de esta pequeña azucena, que se estiraba por toda la cama abriendo sus grandes ojos verdes que se aclaraban más a la luz que entraba cortando las partículas de aire;

Y es que ese día empezaba la gran travesía que está dispuesta a adentrar, a embarcar, surcar con un chico que ella considera muy especial, es la sensación de dureza clarividente esencial de la embriaguez sensata, era el primer día oficial de aquel chico de la casa de al lado, con el que se crió, en unos segundos se lo diría a sus padres.

Y no podía ser más feliz al sentirse tan completa, tal vez era una chiquillada, no le importaba que durara mucho, solo sabía lo que sentía, solo sabía que se esforzaría, que lo disfrutaría que lo exprimiría el tiempo que durase, hasta llegar a ser especial y único.

La habían despertado a voces, en un tiempo atrás eso la habría inquietado y molestado durante 15 segundos, pero esta vez la alarma fue rocío para sus oídos, ya que anhelaba que llegase el momento, ya llevaba ansiando que llegase ese día.

No podía estar más segura de nada en su vida, y no desde el punto de vista de una niña, sino con la complicidad, la convicción y certeza de una madurez sorprendente.

Se levanta, se prepara su falda a cuadros corta, los calcetines rosas, los zapatos negros, y la encajada de una camisa de algodón en el cuello formando las hojitas de una margarita. Las clases iban a empezar, fue al baño y cuando por fin bajó, lo hizo corriendo haciéndose notar bien por sus tacones.

Detengámonos un momento.

Su nombre es Héliza Sánchez Dale, de 12 años hace poco cumplidos, que vive en su casa con sus padres Angelov Sánchez Çandatto y Virginia Dale, de 42 años él y 41 años ella. Y con sus hermanos Yássira Sánchez y Kevin Sánchez de 22 y 5 años respectivamente.
Centrémonos y centrémoslos Ángelov Sánchez tiene raíces latinoamericanas e italianas cruzadas a la vez por rusas, vivió en Italia y en cuanto pudo se fue a la aventura construyó esa casa con sus propias manos, conoció a la que sería su mujer y se apoderó, metafóricamente hablando de las finanzas de todo el pueblo, se hizo dueño del único banco que había, ayudado en las intimidades por su fiel y entregada esposa, no por discriminación eso de intimidad, sino simplemente porque así era y así surgía.


Realmente Ángelov Sánchez imponía, imponía bastante, era muy alto, una piel que caía en las trampas del sol, pero era muy alto y era muy ancho parecía que lo único que tenía en su cuerpo era fibra, fibra y más músculos, su metabolismo era así, no es que se esforzará por ese aspecto suyo tan peculiar, y tenía una cara muy estructurada y casi geométrica, ojos claros que al sol parecían muchísimo más claros y tenía el pelo castaño madera clara, largo a capas, formando una especie de U o de V, hasta el final del cuello por atrás, y siempre tenía rizado metido para adentro hacia el interior los pelos de la parte delantera marcando siempre la raya del medio.


Virginia Dale, puritana formal y estructurada con un carácter muy ávido y restaurado, no se dejaba engañar y tenía las cosas muy claras.

Sufría del corazón coma y pese a que debería de no aguantar disgustos, ella nunca ha sufrido una decaída y ha vivido con disgustos que sólo se ensalzaban en su pintoresco carácter, pero no con su corazón, de hecho soportaba mejor los disgustos que muchas personas y se había que solucionar algo ella lo solucionaba con espectacular maestría y firmeza.


Era esbelta, pero no era la típica mujer delgadísima y resquebrajada, era alta, 5 cm menos que su marido y su marido era muy, pero que muy, alto.

Tenía rasgos mucho más suaves y deleitosos, tenía el pelo granate madera oscuro, caoba muy muy intenso coma hasta los hombros y ojos verdes oscuros.

Era la parte racional más estructurada y fiable de la familia.

CAPITULO 1

VIRGINIA:- Pero bueno, ¿te has dormido o qué cariño? (Héliza coge la mano de su madre, que se la había atendido) Ahora tendrás que comer deprisa y corriendo.


HÉLIZA:- Lo siento mamá (al llegar al comedor Héliza se cruza unas inocentes miradas con un chiquillo, y se sube a las espaldas de su padre de un salto con el que dio unas vueltas por el comedor hasta colgarse del cuello de su hermana Yássira dándole un sonoro beso y sentándose con ella)


YASSI:- Estábamos a punto de empezar sin ti, pequeña Héli (se sientan todos)


ÁNGELOV:- Bruce hijo haz el favor de sentarte. Muchacho hoy te veo muy raro.


BRUCE:- No es nada. (había buñuelos bañados en azúcar y nata, también una fuente con torrijas, un excelente manjar al que se le podía añadir desde mantequilla hasta leche condensada pasando por mermelada. Pero Héliza no le echaba complementos, le gusta saborear la naturalidad esencial de la comida, igual que de todo)


VIRGINIA:- ¿Os gusta?


ÁNGELOV:- Está muy bien Bruce

VIRGINIA:- Gracias Bruce. Iba a contaros algo, Heli cariño ¿quieres comer bien?

HÉLIZA:- Pero si estoy comiendo bien (mientras su madre prosigue)

VIRGINIA:- Los negocios van bien, sobre todo en esta temporada, viene gente de los pueblos de al lado, y de la ciudad, sabéis que tenemos fama de tener un precioso paisaje rural con mucho ocio, atraeremos clientes.

HÉLIZA:- Espectacular mamá

VIRGINIA:- Lo sé hija, Kevin deja de jugar con la comida y cómetela ¿quieres? He dicho que ya ( y el niño para completamente) bueno Yassi, de aquí a poco ya podrás abrir tu propia tienda, y aparte de vender ropa…

YÁSSIRA:- ( interrumpiendola) Ya sé mamá, vender complementos de la casa, sábanas, toallas, cortinas, etcétera pero he pensado que, que podía (mirando a su madre pidiendo el favor, y también cómo le parece o qué le parece la idea cierra) ya sabes, quedarme en la tienda, y llevarla, más adelante claro, cuando dejase mis clases especiales.

VIRGINIA:- Sí hombre, pero eso es dentro de un par de años, ¿ Y qué hago yo? ¿ Trabajar de lo que trabajas tú ahora? No guapa no. No sería demasiado vieja aún.

YÁSSIRA:- Yo no he dicho eso, pero pensé que te venía bien para descansar.

VIRGINIA:- ¿Descansar de que? Soy una mujer de trabajo, lo he estado haciendo siempre, yo te avisaré cuando quiera dejarlo. No empieces como los Sainz que no estoy para tonterías.

YÁSSIRA:- Bueno con lo de los Sainz por Dios, qué disgusto más caro les toca pagar

HÉLIZA:- ¿ Qué le ha pasado a los Sainz?

ÁNGELOV:- ¿No lo sabes? Héli cariño, no te enteras de nada.

BRUCE:- Sí, de eso quería hablaros.

VIRGINIA:- Pero su madre ya llevaba tiempo hablando sobre un niño y una niña que se habían enamorado, yo personalmente no lo veo mal.

YÁSSIRA:- ¿Que no lo ves mal mamá? Son primos, ya hace que dejamos de hacer eso aquí, es deshonroso, deprimente, de locos, y yo no entiendo cómo puede tener la cara de ir diciendo por ahí que no se arrepiente, que lo volvería a hacer, y , y demás cosas que dice.

ÁNGELOV:- Se pavonea por las calles mostrando lo orgullosa que se siente, cuando se la debería de caer la cara de vergüenza.

VIRGINIA:- Sois demasiado duros, son niños, y necesitan experimentar, se les pasará y no creo que haya que desterrarlos, y cargarse su vida por una chiquillada.

YÁSSIRA:- Se empieza así y se acaba teniendo un hijo del tío, que no mamá, que eso no está bien.

ÁNGELOV:- No está nada bien, lo que deberían de hacer es mandarle lejos a trabajar fuera a él, y a ella meterla a un colegio Santo o casarla ya punto.

YÁSSIRA:- ¿Tan joven? No seas exagerado marido lo único que digo es que les dejéis casarse.

YÁSSIRA:- Oh, venga ya mamá, ¿Cómo puedes verlo así? se trata de la personalidad de esas personas, sin escrúpulos y sin vergüenza, son capaces de hacer cosas así para conseguir algo o por puro divertimiento.

ÁNGELOV:- Y en cuanto comprendan que eso es un insulto hacia ellos mismos, más que a los Sainz, mejor les irán las cosas.

YÁSSIRA:- Es como, como… como si, mira por ejemplo, Héliza, se liara con… Brucito.

ANGELOV:- Oh por Dios Yassi hija, pero qué barbaridades más feas se te ocurren.

VIRGINIA:- Pero no es lo mismo, no es lo mismo, no es el mismo caso, no me compares, estos no son primos.

YASSIRA:- Ya pero quitando eso de un modo general es, es, una infamia.

ÁNGELOV:- Vamos al campo y a ella la meto a monja..

VIRGINIA:- Hay que ser bestia maridito, muy bestia. Pues la verdad es que yo no tendría ningún problema con eso.

YÁSSIRA:- Claro, por supuesto, tú no.

HÉLIZA:- Pero, son primos lejanos, muy lejanos y no se conocían, ni sabían que eran familia cuando estuvieron juntos. Eso les debería de justificar y borrar de toda culpa.

YÁSSIRA:- Claro que sí cariño, pero ya ves que a tu padre esas cosas le rebajan el corazón. Mejor dejemos las cosas, en vista de lo claro que ha quedado la posición de tu padre y tu hermana.

YÁSSIRA:- A lo mejor hubiese sido distinto si, se hubiesen comportado como Dios manda, disculpándose, evitando y olvidando el asunto.

VIRGINIA:- Vuelvo a decir, dejemos el tema.

ÁNGELOV:- (el padre ya lo había observado) venga niños, iros ya, que sé que lo estáis deseando (Héliza le da un beso a su padre que era el que tenía al lado, y saludando con la mano subió las escaleras muy rápido)

VIRGINIA:- ¡Y haced el favor de limpiarnos los dientes y las manos! No quiero que vuestros ejercicios huelan a comida y tengan manchas. Que queda feo y es de cerdos.

BRUCE:- Ángelov muchas gracias por dejarme desayunar con vosotros.

ÁNGELOV:- De nada hijo, ya sabes que al menos una vez a la semana tenemos que comer todos juntos. Cuando el chico iba a salir corriendo…

VIRGINIA:- Bruce (el chico retrocede, y le da un beso a Ángelov, a Virginia, a Yassira y a Kevin y sale corriendo siguiendo el mismo camino que la niña).

CAPÍTULO 2

Cuando llegó al quinto piso no estaba extasiado ni nada, estaba tan acostumbrado a ello, como lo estaba del aire que respiraba, pero temía. La encontró en frente de su casa de muñecas, era grande y alta, grisácea por fuera y de colores por dentro, bien tapizado y con una excelente y exquisita decoración propia de un especialista conmovido o regido por el corazón, era de colores por dentro y había cantidad de muñecas y muñecos que eran iguales pero se les vestía de forma distinta y cada 1 tenía un nombre, de los que aquella niña y aquel niño los sabían todos.

HÉLIZA:- ¿Les has oído? (Él paciente, temiendo lo peor, con una onomatopeya cerrando la boca, interiorizando) son de lo que no hay (se da la vuelta a él que se había acercado por detrás) ¿No te resulta interesante la idea de que sea en secreto? (él dudando un poco de lo que acaba de entender) ¿No te resulta más morboso mantener una relación amorosa obligada al secreto?

BRUCE:- Claro que sí (no cabía ninguna duda)

HÉLIZA:- (mirándole y adivinando su temor de momentos antes) ¿Pensabas que… ? Cariño (se acerca más a él, y le coge de las manos) Estoy segura de esto, y pienso llevarlo a cabo aunque sea, citándonos en horas y lugares específicos para poder estar contigo. ¿Me oyes? (él asiente) Será muy divertido dónde.

BRUCE:- (Él seguro) Y al final nos acostumbraremos y seremos unos ases en el arte de desaparecer.

HÉLIZA:- Lo que está claro es que tenemos que abandonar la idea de decírselo.

BRUCE:- Por supuesto (se sonríen mutuamente)

HÉLIZA:- Pensé que recalcarías en ello.

BRUCE:- Lo haría si no fuese porque tengo un gran aprecio a mis partes bajas pues.

HÉLIZA:- ¿Ni siquiera a mi madre? ¿Eh?

BRUCE:- Ya, porque corre a decírselo a tu padre.

HÉLIZA:- ¿Ves como si que eres mi chico? (se dan un beso en la mejilla y se abrazan)

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